Ir al contenido principal

Cristianos tristes Y tristes cristianos




¡Cristianos tristes… tristes cristianos!Siempre me pregunto: ¿Por qué hay tantos cristianos de cara triste? Cristianos severos, vestidos de luto, cuya religión se reduce a una serie denegaciones a las cosas buenas de la vida. Cristianos a quienes se les va la vida haciendo guardia al pie de un sepulcro vacío, como testigos de la ausencia de Dios. Simplemente son tristes cristianos.
Francamente, no me gusta esa clase de “cristianismo”. Hace poco conversaba con una joven que me decía que por qué yo era “tan poco serio” (me gusta bromear, reírme, hacer reír, tal vez tenga un poco o mucho de payaso) y yo le respondí a esta joven que se imaginara un mundo donde nadie sonría o ría aunque sea un poco, donde todos se tomen todo demasiado en serio y no se tome aunque sea un poquito de tiempo para ver el lado cómico o agradable de cada situación que vivimos.
Le hablé a esta joven de que hasta Dios reía y sonreía cada día. Ella se sorprendió muchísimo de lo que le acababa de decir: ¿Dios se ríe? Preguntó con sus ojos muy abiertos, y yo le dije ¡¡¡CLARO!!! Pensando que todos sabíamos eso, pero estaba equivocado, aquello era una noticia nueva y difícil de creer para esta jovencita.
Comencé a contarle a esta joven que cuando Dios creó este hermoso universo, no podía estar serio aunque el trabajo era serio. Tenía que tener (valga la redundancia) una hermosa sonrisa al ver lo que estaba haciendo, también cuando creó al ser humano tenía que estar sonriendo. Lástima que esta jovencita mal interpretó lo que dije y me contestó entonces Dios se burla de nosotros. Le dije ¡¡¡CLARO QUE NO!!! Dios no es un sarcástico que se burla de nosotros.
Entonces comprendí que tal vez mucha gente cristiana está con cara de triste o seria porque no saben distinguir entre sonreír o burlarse. Dios no quiere que nos burlemos de nadie, Dios quiere que nuestros rostros y nuestras actitudes reflejen lo que Él está haciendo en nuestras vidas.
Dios se describe a sí mismo como el Dios de la alegría: “Cantarme con júbilo; a aclamarme con cánticos. Lleguen ante mí, con acción de gracias, y aclamarme, como la roca de la salvación” (Salmo 95:1). Cuando a Jesús se le acercaba la hora de la prueba final, le aseguraba a sus seguidores que recibirían una alegría sin igual: “Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa… les aseguro que ustedes llorarán y se lamentarán, mientras que el mundo se alegrará. Se pondrán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría… Aunque ahora están tristes, cuando vuelva a verlos se alegrarán y nadie les va a quitar esa alegría”.
La calidad de la alegría de Dios la podemos ver en Jesús. Él sí que fue alegre. Serenamente alegre, divinamente alegre, infinitamente alegre, siempre alegre, alegre en la alegría (porque hay muchos que parece que se deprimen en medio de los que están alegres), alegre en el dolor, alegre en el triunfo y alegre en los aparentes reveses de su vida y ministerio.
Las “bienaventuranzas” son toda una novedosa filosofía de cómo ser felices en cualquier circunstancia: alegres inclusive en la pobreza, la persecución o las lágrimas. Y por supuesto, alegres en la práctica de las virtudes, como la pureza de corazón, la paz, la paciencia y la misericordia. ¡Alegres siempre alegres! Eso está en todas las páginas de la palabra de Dios.
Quién dijo que para mostrar santidad hay que estar serios, con el ceño fruncido como si tuviéramos problemas para ir al baño. Nada más lejos de la realidad que eso, Dios nos quiere alegres, risueños porque Él mismo lo es. Debemos diferenciar lo que es reír y lo que es burlarnos de los demás. Lo necesitamos, porque con las caras que vemos muchas veces cuando entramos a los templos de las iglesias, pareciese que estuviéramos entrando al funeral de Jesús y que somos los principales sospechosos de haberlo asesinado, y no pareciera que estamos entrando al lugar donde ¡¡¡CELEBRAMOS!!! Que Él RESUCITÓ, entérense si aun no lo han hecho, ¡Él está VIVO! Y eso es motivo suficiente para que nuestros rudos rostros esbocen una sonrisa, hagamos el esfuerzo mientras nos acostumbramos, luego saldrá espontáneamente y nuestros rostros gritarán ¡¡¡ÉL VIVE!!!

Oración: Esta es “La Oración del Buen Humor” de Tomás Moro y se las dejo como mi oración en esta oportunidad:

Señor, dame una buena digestión
Y naturalmente, algo que digerir,
Dame la salud del cuerpo,
Y el buen humor necesario para mantenerla.

Dame un alma sana, Señor,
Que tenga siempre ante los ojos
Lo que es bueno y puro,
De modo que, ante el pecado,
No se escandalice,
Sino que sepa encontrar el modo de remediarlo.

Dame un alma que no conozca el aburrimiento,
Los ronroneos, los suspiros ni los lamentos.
Y no permitas que tome demasiado en serio
Esa cosa entrometida que se llama el “yo”.

Dame, Señor, un buen sentido del humor.
Que aprenda a reírme de un buen chiste
Y a descubrir el lado alegre de la vida,
Para compartirlo con los demás”.

Experimentando a Dios en mi vida: Dios se sonríe y se ríe conmigo, no de mí. Así como puedo herirlo con mis actitudes y acciones, también puedo sacar una hermosa sonrisa y hasta carcajada de Él. Si mi Dios es alegre y se preocupa por mi alegría, por qué no voy a esforzarme por estar alegre, sonreír y estar feliz si Él me da todo lo que necesito para esto. Dios obra a mi alrededor con gente que es feliz y me contagia, rio con los que ríen y lloro con los que lloran, pero no para quedarme ahí llorando eternamente, sino para que juntos encontremos una razón para reír juntos. Gracias Señor por ser mi motivo de alegría. ¡¡¡SEÑOR RÍAMOS JUNTOS!!! Jajajajaja. TE AMO MÁS CON CADA SONRISA QUE PRODUCES EN MÍ.



http://experimentandoadiosenmivida.blogspot.com/2009_03_22_archive.html

Aprende Inlges en 3 meses, asi de facil