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Hay fortaleza en la debilidad





Recientemente he estado leyendo nuevamente un excelente libro, creo que esta es la número veinte que lo hago, este se llama “El Camino del Calvario” su autor es Roy Hession, es un libro muy viejo que fue escrito en 1950, pero su pertinencia para hoy es asombrosa, se nota que fue un hombre de Dios, aunque como él dice en el libro, no es nada que ya no esté en la Biblia o que ya no se conozca, verdaderamente este libro ha tocado mi vida (después de la Biblia, claro) y hay una parte donde Hession dice que una de las razones por la que generalmente nos desviamos del camino de Dios es por sentirnos o estar lo suficientemente fuerte como para depender de Dios para permanecer en el camino.
Esta declaración llama mucho mi atención y la primera vez que lo leí dije: ¿Qué? ¿Cómo es posible que ser fuerte es malo? Y el mismo autor explica que cuando somos fuertes, dejamos de depender de Dios y nuestro “yo” se erige soberbio, altivo y muy seguro de sí mismo, y es cuando la oscuridad llega a nosotros y todo lo que está en tinieblas es pecado porque Dios es luz, y nada de lo que hagamos en oscuridad nos puede acercar a Dios.
Como Dios es luz, y la luz sirve para iluminar o hacernos ver lo que está en tinieblas, una vez que la luz de Dios nos indica qué cosas están en nuestra oscuridad y la podemos ver, entonces hay que sacarlas y dejar que el Señor nos limpie, solo así podemos seguir en su camino. Si vamos a oscuras y confiamos en nuestras fortalezas, entonces caeremos y nos saldremos del camino porque debemos recordar que este es un camino angosto (Mateo 7:14).
Dios no hizo este camino angosto solo para jugar con nosotros, no lo hizo como diseñan los video juegos donde ponen caminos difíciles de transitar para que caigamos una y otra vez y así poder ir pasando de un nivel a otro, y al final nos jactamos diciéndole a los que comienzan el juego, yo voy por el nivel 25 y tu apenas por el primero, y eso son los niveles fáciles, aunque nos hayamos equivocado veinte mil veces en ese nivel. Dios no juega con nosotros, Él en su infinita sabiduría nos ha puesto en un camino angosto para que aprendamos a depender de Él y no en nuestras fuerzas, en nuestro “yo” porque mientras mi “yo” controle mi vida no puedo depender de Él ni de los demás, ah porque no nos ha puesto solos en el camino, nos ha puesto con otras personas que deben andar por este camino dependiendo de Él y tal vez también de mí y de unos a otros.
Sí, Dios quiere que estemos acompañados por Él y por otras personas, y para poder estar bien con otros primeramente debemos estar bien con Dios. Él quiere que nos relacionemos con otras personas porque aunque a veces lo olvidamos es una cadena, una muestra de cómo está mi relación con Dios es la manera de cómo me llevo con mis semejantes. Una cosa que me ha costado aceptar es que cuando yo tengo problemas con alguien y respondo agresivamente estoy evidenciando la clase de relación que tengo con mi Señor, y por más que sienta rabia hacia esa persona debo recordar que aunque yo le tenga rabia o la odie, Dios la ama de una manera profunda.
Sí, me ha costado aceptar que Dios ame a quienes yo no amo. Pero es la realidad, no debo olvidar eso nunca. Aunque yo sea la victima (en nuestra opinión siempre somos las victimas) no debo reaccionar de manera agresiva porque simplemente en ese momento que lo haga, la oscuridad entra en mi vida y la luz de Dios me dirá que es pecado y debo volver a doblegar mi “yo” (bendito “yo” por no decir algo feo) y dejar que la sangre preciosa de mi Cristo me limpie y me permita volver a su camino (1 Juan 2:1).
Sí, aunque suene extraño hay que ser débil para que podamos mantenernos en el camino, porque además de estar acompañados de otras personas tenemos la compañía de Jesús a nuestro lado, recuerdo las palabras de Pablo cuando dijo: “De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades. Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2 Corintios 12: 5-9) (Los énfasis son míos).
Al igual que Pablo debemos, de buena gana, gloriarnos en nuestra debilidades para que repose sobre nosotros el poder de Cristo, porque Su poder se perfecciona en medio de nuestra debilidad, porque es allí donde clamamos a Él por ayuda, y en la medida que me creo que soy fuerte me vuelvo independiente y ya no lo necesito más a Él. Es difícil para alguien como yo, que siempre me creí más fuerte, más duro, más de todo que todos, tener que reconocer que necesito de mi buen Señor, y que debo mostrarme débil ante todo para poder ver su poder en mí.

Oración: Para hacer morir el “yo” y poder dejar que Cristo viva en nosotros, debemos orar por ser quebrantados, y creo que no hay otra oración que Dios esté tan solícito en contestar como aquella en que pedimos que él nos quebrante, hay una oración que aparece en el libro “El Camino del Calvario” que me gustaría compartir y que encierra lo que deberíamos orar cuando queremos que Dios nos quebrante:

Cristo, no yo; sin nada de jactancia
No yo, sino Él; no inútil molestar
No yo, sino Él, sin nada de egoísmo
No yo, sino Él, el yo quiero olvidar.
¡Oh Cristo! Sálvame y viviré
Tan sólo para ti
Que ya no sea yo, más tú
Viviendo en mí.

Experimentando a Dios en mi vida: Dios ha usado a muchas personas a mí alrededor para mostrarme que debo depender de Él, personas de corazón noble que se preocupan por mí. Tal vez algunas ni se han dado cuenta de la enorme bendición que han sido para mi vida, pero lo han sido. Por eso agradezco a Dios por cada una de ellas. Señor, que siempre me baste tu gracia, que me sienta agradecido de mis debilidades porque en ellas tú te muestras en mi vida, y que siempre pueda dejarme ayudar por ti y por los que tú me envíes hacerlo. Gracias porque siempre piensas en mí. Eres maravilloso. MANTENTE SIEMPRE CERCA DE MÍ. TE AMO!!!

Aprende Inlges en 3 meses, asi de facil