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Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud

Hoy en día es difícil ser joven, pero más difícil aun es ser viejo. Y si ser viejo es complicado, ¡cuanto más lo es si se tiene un profundo sentir de frustración en el alma! Así es; muchos ancianos se encuentran hoy en día postrados en sus camas pensando en cosas como: “¿Por qué nunca lo hice?”; “Si volviera atrás”; “Si volviera a ser joven otra vez…” Cuando somos jóvenes, la vida nos pasa tan rápido que no nos detenemos en reflexionar en una cosa: Algún día se van a acabar nuestras fuerzas. (+) Seguir leyendo... Sí, ya no seremos los mismos. Si a nosotros nos place, vamos de aquí para allá, corremos, saltamos, etc. Pero llegará el día en que esas actividades que son de lo más común para nosotros, llegarán a ser gradualmente dificultosas hasta llegar a ser imposibles de realizar. Por lo tanto, nos conviene preocuparnos de llegar a una buena vejez, y el momento de preocuparse es ahora mismo. Y no estamos hablando de la parte física en este caso, sino de la parte anímica y espiritual. Conviene hacernos algunas preguntas como: ¿Estaré satisfecho de mi vida y en especial de mi juventud cuando sea viejo? ¿Podré contarle logros importantes que hice en mi juventud a mis nietos cuando sea viejo? ¿Tendré deseos de volver a cambiar mi pasado cuando sea viejo? Joven, tú que estás leyendo estas líneas ¿Cuáles han sido tus respuestas a estas preguntas? ¿Puedes imaginarte el momento en que tus piernas ya no respondan? ¿O cuando tus ojos ya no puedan ver? Todos vamos para allá… Sin embargo cuando se llega a esta etapa con una vida bien aprovechada, la conciencia está tranquila y el anciano puede reposar tranquilamente en su lecho y decir: “Mi vida valió la pena”. Ahora si de aprovechar la vida se trata, no existe otra forma más excelente que usarla para el servicio a Dios. Muchos tienen el pensamiento de que “Cuando sea viejo voy a ser cristiano…” ¡Incluso yo lo tenía! Pero no sabía de lo que me perdía. En el mundo se cree que las cosas de Dios son aburridas, que si un joven activa en su congregación y le sirve a Dios, prácticamente se está perdiendo la vida… pero si de eso se trata, preguntémosle a los ancianos su opinión… Muchos viejos pastores que entregaron su juventud en manos del diablo ahora se lamentan por no haber servido a Dios desde antes. El gran problema es este: Los ancianos pastores, predicadores y otros ministros de avanzada edad tienen todo el deseo de poder ir y llevar el Evangelio de Cristo a todas las naciones, a todo el mundo, hasta lo último de la tierra… Pero sus fuerzas no le dan para ello. Tienen el deseo de predicar con potencia, pero de su boca ya no salen palabras entendibles ni audibles. Tienen el deseo de viajar, hacer misiones, subir cerros, montañas… pero sólo pueden ir hasta donde sus sillas de ruedas los puedan llevar. El anciano quiere hacer todas estas cosas ¡y sufre porque nunca las hizo! Ya es demasiado tarde para ellos… ¡pero no para ti! ¡Joven! Ahora es tiempo de levantarse y aprovechar el tiempo porque es corto. No esperemos a estar postrados en una silla de ruedas para poder anhelar hacer la obra Dios… no esperemos cuando seamos viejos, ya que incluso puede que la muerte no nos permita llegar hasta esa etapa siquiera. Mi deseo es que cuando seas anciano y no tengas fuerzas para hacer lo que quieras, tus pensamientos sean agradables y tengas buenos recuerdos de una juventud entregada a la causa de Cristo. He aquí el texto bíblico del cual he basado esta exhortación:
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.” (Eclesiastés 12:1-7)
Una verdadera obra de arte literaria, en donde la vejez y la muerte se muestran de una forma poética notable, describiendo la forma en como nuestro cuerpo ya va a dejar de cumplir con sus funciones paulatinamente hasta que “el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”. Joven, acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento…. Espero que sirvas a Dios ahora y cuando lleguen esos años digas: ¡Si tengo en ellos mucho contentamiento!

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