Mateo 5:8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.Esta bienaventuranza tiene que ver con la parte más íntima del ser humano: EL CORAZÓN.
Limpio o Sucio
Sincero o Hipócrita
Bueno o Malo
Tengamos claros los dos elementos de esta bienaventurados: los limpios de corazón son herederos de una promesa inconmensurable: verán a Dios.
Estudiemos estas dos palabras: Limpio y Corazón. Así entenderemos en toda su magnitud esta promesa que el Señor hace a sus discípulos.
Limpio
La palabra “limpio” se traduce de la palabra griega katharos que significa libre de impureza, sin fraude, genuino, real. Esta palabra se usaba en tiempos de Jesús para referirse1) al agua pura, transparente, que se podía beber;
2) al oro puro, libre de impurezas;
3) a las personas sin deudas con la sociedad o con las autoridades;
4) a los caballos pura sangre o genuinos, sin mezcla;
5) a una mujer pura y virgen, que se había guardado hasta el matrimonio;
6) a la leche pura que no era mezclada con agua.
Así, cuando Jesús dice “bienaventurados los de limpio corazón”, se refiere a los discípulos cuyos motivos son sinceros, puros, transparentes como el agua limpia, diáfanos como el cristal, transparentes como la luz.
Cuando Jesús seleccionó a sus primeros discípulos se encontró con Felipe y con Natanael. El Señor Jesús reconoció en Natanael a un verdadero discípulo. Veamos este pasaje en Juan 1:47
Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.Jesús reconoció en Natanael a un hombre sin engaño, sincero, limpio en sus aspiraciones por encontrar a Dios.
La pregunta ahora es: ¿Qué dice Jesús de ti, que dice Jesús
de mí?
Los de limpio corazón son aquellos discípulos:2) que hacen misericordia sin sacar ventaja del otro;
3) que no hacen cosas para dañar a otra persona;
4) cuyas acciones son sinceras, sin hipocresía;
5) que cuando se acercan a Dios lo hacen con sinceridad;
6) que cuando hablan con su prójimo son transparentes, sin engaño;
7) cuyos motivos son genuinos, no tienen doble cara.
El Corazón de Judas, por ejemplo, no era genuino: escondía avaricia, traición, hipocresía. Jesús no ignoraba la condición del corazón de Judas, como tampoco ignora la de nuestro corazón.
Salmo 24:3-4¿Puede usted levantar sus manos al Señor y decir: todo lo que tengo, mi automóvil, mi casa, la ropa que uso, los he conseguido limpiamente? ¿Puede afirmar que todo lo que posee lo logró con manos limpias, sin engaño, sin mentiras o fraudes? Tómese un tiempo para reflexionar y responder esta pregunta.
¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño.
¿Quiénes son pues los discípulos de limpio corazón?
Aquellos que piensan y hacen las cosas sin malicia y sin hipocresía.
El Señor está seriamente interesado en limpiar
diariamente su corazón de sus discípulos. Nuestro corazón debe estar
siempre limpio, ser transparente y puro.Aquellos que piensan y hacen las cosas sin malicia y sin hipocresía.
C o r a z ó n
La otra palabra del versículo Mateo 5:8 que vamos a estudiar es
“corazón” que se tradujo de la palabra griega kardía, cuya
definición es el órgano principal en la vida física de los seres
humanos. Pero cuando la Biblia habla de corazón, lo hace una manera
simbólica: se refiere a lo más profundo del ser humano
donde se asientan los pensamientos morales (o inmorales), donde se
encuentra todo lo que tiene que ver con la vida espiritual (buena o
mala), donde se hallan los elementos racionales y emocionales de
nuestra vida.
Jesús hace énfasis en que los discípulos deben de ser de corazón
limpio, porque él observa lo más profundo e íntimo de nuestros
pensamientos. El ser humano ciertamente ve lo exterior, pero el Señor
ve el corazón.
Alguna vez se le acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos y le dijeron: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
Alguna vez se le acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos y le dijeron: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
Y Jesús les responde en Mateo 15:19-20, leámoslo:
Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.
Jeremías 17:9. Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?¿Te has preguntado alguna vez cuántos pensamientos del corazón nos han llevado por caminos torcidos? El corazón no sólo es engañoso (más que todas las cosas), sino también perverso, lo cual se traduce en frágil o quebradizo. Esto quiere decir que hay circunstancias que quiebran el corazón, luego de lo cual anidamos pensamientos y deseos malignos: homicidios, robos, venganzas. Por naturaleza el corazón es así.
Por eso dice la Biblia: sobre todas las cosas que guardas, guarda tu corazón.
El Verdadero Discípulo debe cuidar su corazón de la avaricia,
del rencor, de la envidia, de todo aquello que pueda dañarlo.
No debemos confiar nada en nuestro corazón.Proverbios 28:26. El que confía en su propio corazón es necio; más el que camina en sabiduría será librado.
Las inclinaciones del corazón
¿Cuáles son las inclinaciones del corazón?• Avaricia
• Bienes materiales
• Lujos
• Dinero
• Concupiscencias
Desear algo material no es malo en sí mismo. Tú puedes desear por ejemplo tener una casa propia, pero por si por obtenerla te olvidas de Dios, o no lo tienes a Él como prioridad, ese deseo sano en principio puede convertirse en avaricia y podrá dañar tu corazón.
Si no puede confiar en su corazón, ¿en qué puede confiar un
Discípulo de Dios?
Salmo 34:8. Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.
El corazón del discípulo debe confiar en Dios en medio de cualquier
circunstancia y de cualquier necesidad, siempre pidiendo a Dios la
sabiduría necesaria para la vida.
Veamos algunos versículos que nos explican cómo debemos confiar en
Dios:
Salmo 37:5 Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.
Salmo 118:8 Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre.
Jeremías 17:5-8 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.El verdadero discípulo ha sido lavado y limpiado del corazón por Cristo, pero no por ello debe confiar en su corazón, pues éste sigue inclinado a las cosas del mundo y de la carne.
El discípulo ora y pide cada día al
Señor de la siguiente manera: Crea en mi oh Dios un corazón limpio y
renueva un espíritu recto dentro de mí. Examíname oh Dios, y conóceme, y
prueba mi corazón, y ve si hay en mi camino de perversidad, y guíame en
el camino eterno, y líbrame aún de los pecados que me son ocultos. En
el nombre de Jesús. Amén.
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