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„Los hijos de Dios en la nueva creación“

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„los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Juan 1:13“

Dos retoños han nacido. A uno le concibió su madre; al otro lo eligió Dios para concebirlo en la eternidad. A uno lo lleva su madre en el vientre; al otro lo engendra el Espíritu Santo, en el interior de aquel, hombre o mujer, que ha recibido la obra redentora de Jesucristo. Uno nace en el mundo físico, limitado a esta dimensión de vida; el otro nace a la vida ilimitada de Dios en el reino espiritual de su amado Hijo. Uno crece, se desarrolla y muere; el otro crece y se desarrolla en la vida nueva creada por el poder de Dios, y su fin es la glorificación eterna..

„Como es real la vida natural lo es también la espiritual. El conocer bien la vida natural nos capacita para vivirla mejor. Lo mismo sucede en lo espiritual, ignorar todo lo relativo al hombre nuevo nos incapacita para cumplir el propósito por el cual Dios nos creó en Jesucristo. Conocer en parte nos limita en el crecimiento y nos incapacita para alcanzar la abundancia de gloria de la herencia eterna. También nos impide lograr el conocimiento pleno.“

El apóstol Pablo tenía una meta en su vida cristiana: asir aquello para lo cual fue también asido por Cristo Jesús (Filipenses 3:12). En el contexto de este verso, él confiesa que no lo ha alcanzado, ni que ya sea perfecto, pero añade: «Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento en Cristo Jesús» (v. 14). En Los versos anteriores, Pablo 

declaró que para alcanzar su objetivo tuvo que renunciar a todo lo que para él era ganancia o tenía cierta reputación. Notemos su determinación: «...ciertamente, aún estimo todas las cosas como pérdida, por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo» (Filipenses 3:8). Y en el versículo diez, él define su meta: «a fin de conocerle».

Por siglos la iglesia ha entendido el nuevo nacimiento superficialmente. La gente se convierte con la expectativa de mejorar su vida, superar el temor a ir al infierno o por amor al cielo. Pero no entiende lo que Dios hace en su interior, por consiguiente, no han podido valorar la trascendencia de esa operación del poder de Dios en sus vidas. Mas sin esta nueva creación no somos nada en Dios, porque como dijo Pablo: «... en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación» (Gálatas 6:15). El nuevo nacimiento es un elemento imprescindible para poder ver y entrar en el reino de Dios.

Por carecer de esta revelación, muchos nos hemos dedicado a la tarea de «fabricar» cristianos. En algunos círculos de la iglesia, el evangelismo consiste en persuadir a las personas a que acepten ciertas doctrinas. Les enseñan lo que ellos llaman: «Los pasos para ser salvos». Pensamos que, si alguien acepta los dogmas de nuestra fe y lleva una vida moral de acuerdo a los principios bíblicos, esa persona es automáticamente cristiana. Esto trae como resultado que en nuestras congregaciones haya personas que participan activamente en los programas de la iglesia, se bautizan, cantan coritos, no les pesa diezmar ni ofrendar, oran, hacen trabajos misioneros, etc., pero no han nacido de nuevo. Estas personas, por lo tanto, ni entienden ni pueden ver el reino de Dios. Porque se puede hacer todo lo que hace un cristiano y no ser un cristiano. Los cristianos no se hacen, nacen.

Si usted desea más información acerca de cómo conocer a Dios, por favor pónganse en contacto con: 
Seguros en Cristo Ministry Col. 2.10 
Guildo Jose Merino 
www.tiemporeales.blogspot.com
Zürich / Schweiz

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